[8] Los alzamientos en las ciudades cercanas fracasaron pronto y privaron a Yaroslavl de apoyo exterior.
[1] Gracias a su popularidad creciente, los mencheviques exigieron repetidamente la celebración de nuevas elecciones al sóviet, que la mayoría bolchevique rechazó.
[14] Cediendo finalmente a la presión de la oposición y observando que el retraso en su celebración solo favorecía a esta, los bolcheviques aceptaron realizar nuevas votaciones al sóviet local, que tuvieron lugar el 9 de abril.
[3] La disolución produjo protestas obreras alentadas por los delegados mencheviques y socialrevolucionarios que pronto se convirtieron en huelgas.
[2] El consejo militar revolucionario amenazó con disparar contra los huelguistas y trescientos impresores fueron fusilados.
[2] La represión no acabó con las protestas, sino que las avivó: el 15 de abril, la ciudad quedó paralizada por una huelga general y poco después los trabajadores ferroviarios de Rýbinsk se unieron a ellas.
[4] Según las declaraciones de Sávinkov durante su juicio en la URSS en los años veinte, Noulens financiaba su organización.
[6] Con los primeros combates, los obreros favorables a los rebeldes debían armarse y tomar la estación de ferrocarril.
[17] La madrugada del día 5, con ciento seis hombres y doce revólveres, Perjúrov logró, no obstante, tomar los almacenes militares.
[18] El grupo se dirigió al centro de la ciudad, donde capturó diversos edificios importantes sin encontrar resistencia.
[18][7][9] El mismo día, en Moscú, tenía lugar el alzamiento socialrevolucionario que comenzó con el asesinato del embajador alemán.
[8] Mientras, el levantamiento en Rýbinsk, donde no se esperaba gran resistencia, fracasó en la madrugada del 7 al 8 de julio.
[7] Para evitar participar en nuevos ataques armados contra el Gobierno, que el comité central menchevique veía como un mero enfrentamiento entre bolcheviques y contrarrevolucionarios que podía conducir al establecimiento de una dictadura militar o una restauración monárquica, aprobó una moción el 27 de julio en la que expulsaba del partido a los dirigentes que habían tomado parte en la revuelta de Yaroslavl y prohibía la participación de sus miembros en actos semejantes.