Se concentran en otoño y primavera, con algunos episodios de nieve en invierno.
Una de las teorías más aceptadas sugiere que proviene del latín amandŭla, que significa “almendra”, haciendo referencia a la abundancia de almendros en la zona en tiempos antiguos.
Esta explicación se alinea con la tradición agrícola de la región, donde el cultivo del almendro ha sido históricamente relevante.
[4] Otra hipótesis plantea un posible origen árabe, vinculado a la influencia andalusí en la península ibérica, aunque no hay consenso sobre un término específico del árabe clásico que pudiera haber derivado en el nombre actual.
También se ha propuesto que el topónimo podría estar relacionado con repoblaciones cristianas durante la Reconquista, en las que se asignaban nombres descriptivos a las localidades basándose en elementos naturales del entorno.