El almagre o almagra —término usado desde 1278,[1] del árabe hispánico almáḡra, y este del árabe clásico maḡ[a]rah, ‘tierra roja’[2]— es un pigmento empleado en pintura artística, en alfarería y como una de las técnicas de decoración cromática más antiguas.
Presente en Europa en el ámbito de la cultura del vaso campaniforme y ya definida por Nebrija como «barro para teñir»,[6] la cerámica almagra es frecuente en el catálogo arqueológico de cerámicas del Neolítico andaluz occidental, en la península ibérica.
La almagra impermeabiliza la superficie y como técnica decorativa permite sacar un buen brillo al ser frotada con cuero, o pulida con piedra.
Estas tizas de rojo natural fueron muy usadas en pintura desde alrededor del año 1500 hasta el 1900.
[13] La técnica del dibujo con estas tizas o barras se denomina «a la sanguina».