Fue renovado en varias ocasiones y afectó las relaciones franco-escocesas (e inglesas) hasta el Tratado de Edimburgo en 1560.
Tanto en ese momento como con todas las futuras renovaciones de la alianza, el tratado favorecía a Francia.
Además, el coste de cualquier guerra entre Francia e Inglaterra debía ser asumido por Escocia.
En 1296 Eduardo llevó a cabo una rápida y devastadora invasión de Escocia, acabando con su independencia.
Esto cambiaría en 1332, cuando Eduardo III emprendió a conquistar Escocia y reasertar su influencia en Francia.
[1] En junio y posteriormente julio de 1346, el Rey Felipe VI de Francia escribió cartas desesperadas al Rey David, rogándole que atacara a Inglaterra, esperando que esto evitaría la inminente ofensiva inglesa en Francia.
Sin embargo, Eduardo abrumó a las fuerzas francesas en la Batalla de Crécy antes del previsto ataque escoces.