[1] En los decenios de 1950 y 1960 colaboró con cuentos y ensayos en la revista literaria Et Caetera, editada por Adalberto Navarro Sánchez.
[3] Según el crítico literario y ensayista Emmanuel Carballo, los textos narrativos de Toral eran "bien intencionados e insípidos".
En ese lugar conversaba con Adalberto Navarro Sánchez y su esposa María Luisa Hidalgo, Olivia Zúñiga, Alfredo Leal Cortés, Arturo Rivas Sainz, Salvador Echavarría, Ramón Rubín, Lola Vidrio y otros escritores,[6] unos con trayectoria, otros en cierne.
Años después, luego de que el Apolo fue cerrado permanentemente, asistió a los también céntricos cafés Treve y Madoka.
«Con mi apodíctica frase rencorosa que dio remate al zurcido que hice sobre la novela, no pensé en competencia alguna; confesé mi desbarranque en los peñascos de mi propia incompetencia».