En su núcleo, la Alfabetización Informacional busca empoderar a los individuos, permitiéndoles enfrentar el diluvio de información con una mente crítica y discernir la validez, relevancia y confiabilidad de las fuentes consultadas.Este enfoque integral abarca no solo la habilidad para buscar información en la red, sino también para analizarla, sintetizarla y comunicarla de manera efectiva.En la educación, la Alfabetización Informacional promueve la autonomía del estudiante al capacitarlo para realizar investigaciones independientes y evaluar la calidad de la información que encuentra.La expresión “alfabetización informacional” es la traducción más habitual de “information literacy”, se usa igualmente el acrónimo ALFIN (como en el mundo anglosajón existe el acrónimo INFOLIT)[4][5]también se denomina «alfabetización en información», «desarrollo de habilidades informativas», DHI (en México y Colombia), o «competencias informacionales».[11] El reto es llegar a un modelo de consenso, unas normas internacionales de carácter general válidas para describir en qué consiste la competencia informacional para cualquier individuo, y lo bastante flexibles como para adecuarse a marcos, colectivos y sociedades diferentes.La colaboración con docentes y el contexto son importantes, pero lo fundamental es que la competencia adquirida debe ser útil en cualquier situación, especialmente cuando el aprendizaje continuo ha roto la frontera entre educación formal y aprendizaje informal.Toda biblioteca, los docentes y otros profesionales del campo de la enseñanza-aprendizaje pueden contribuir a la adquisición de esta competencia,[15] que ayuda a desarrollar un pensamiento crítico[16] y ser capaz de aprender durante toda la vida, capacitando para adquirir nueva información e integrarla con el conocimiento previo.[20] En este contexto, los medios digitales han reformado la literacidad, se han modificado las actividades tradicionales del comportamiento lector y se transfiguraron las necesidades e intereses de los actores académicos en el proceso de enseñanza.[23] Simultáneamente, la contingencia provocada por el COVID-19 resalta el problema de los estudiantes para buscar, seleccionar, manejar, interpretar y comunicar información a partir del cúmulo de material falso que se comparte en línea.[26] Es decir, para usar la información en la toma de decisiones o generar conocimiento hay que entrar en habilidades cognitivas, e incluso en aspectos éticos.Constituye un derecho humano básico en el mundo digital y promueve la inclusión social de todas las naciones.La finalidad del proceso: gracias a la alfabetización informacional el usuario se convierte en un individuo independiente y autónomo para gestionar problemas de información.
La calidad de la información con la que nos relacionamos determina en gran medida nuestras percepciones, creencias y actitudes.