En estos conflictos, Samsónov se granjeó reputación de impetuoso e ingenioso, aunque algunos observadores criticaron sus capacidades estratégicas.
El objetivo del primer y segundo ejército ruso era tomar la ciudad prusiana de Königsberg lo más rápido posible, pues al comienzo de la guerra esta ciudad solo estaba defendida por el 8.º Ejército alemán.
Entretanto, el ala izquierda rusa era bloqueada en su avance a Tannenberg por otro cuerpo de ejército alemán.
Para estabilizar su línea, Samsónov ordenó parar el avance hacia Königsberg de las fuerzas de Von Rennenkampf -más al norte- y mandó que este virara al sudoeste para contraatacar en Tannenberg, en donde se había juntado el grueso del 2.º Ejército, pero las malas comunicaciones del ejército ruso, fáciles de interceptar por los alemanes, impidieron este plan, al tiempo que el mando alemán lograba movilizar sus tropas rápidamente y sin ser advertidos por su enemigo.
Para entonces los alemanes de François no sólo contraatacaban con éxito sino que avanzaban mucho más al este de lo que esperaban los rusos, formando una línea al sur del 2.º Ejército y cortando su retirada.
Samsónov y su estado mayor también huyeron del cerco, avanzando hacia el este a caballo en la noche del día 29, pero pronto debieron huir a pie por los bosques para no llamar la atención de las patrullas alemanas.
En estas últimas horas Samsónov estaba abrumado por el desastre, expresando a sus oficiales que no soportaba la presión de dar explicaciones al zar Nicolás II sobre la aplastante derrota.