[7] Limita con la posesión de Alcanada, la finca Sa Bassa Blanca,[8] situada junto al torrente del mismo nombre y sede de la Fundación Yannick y Ben Jakober.
La casa principal, de estilo hispano-morisco, es obra del arquitecto egipcio Hassan Fathy, quien se inspiró para su construcción en un ribat o fortaleza-posada musulmana, aunque conservó los gruesos muros del antiguo caserón agrícola.
Desde la Torre Mayor hasta el reducto defensivo de la Penya Roja[9] se extienden casi nueve kilómetros de costa escarpada y solitaria, que hubo que vigilar y defender durante siglos.
Las crónicas recuerdan el ataque del Cap des Pinar, en 1551, en el que se tomaron 25 rehenes mallorquines y cuyo rescate, que ascendió a dos mil escudos, fue adelantado por la Universidad de Alcudia.
Por espacio de cien años los torreros, y a veces también sus familias, habitaron en la isla.
Dos veces a la semana, una barca les traía las provisiones desde el Puerto de Alcudia pero, si el mal tiempo impedía el acceso por mar, quedaban aislados sin los víveres necesarios.
[7] A Rubió i Tudurí le gustaba la idea de las Ciudades jardín y las colonias de veraneo inspiradas en la arquitectura popular, que propugnaban las nuevas tendencias arquitectónicas del primer tercio del siglo XX.
La urbanización volvió a revivir en los años cincuenta, aunque para entonces, las normativas urbanísticas permitieron edificaciones que la alejaban del plan inicial de Nicolau Maria Rubió i Tudurí, quedando el proyecto desvirtuado, a excepción del núcleo original, en la Cala Poncet.