Agustín de Campos

Acompañante de Eusebio Francisco Kino, fue quien lo atendió en sus últimas horas, le dio sepultura en Magdalena y continuó su obra por 26 años más.

Asentó su residencia en San Ignacio, donde operó efectivamente la predicación y consolidación del evangelio en la zona.

Kino pasó ahí, 24 años de exploración y apertura hacia los nuevos conocimientos, poniendo a la Pimería Alta en el mapa.

Fue su colaborador el padre Luis Xavier Velarde, quien comenta sobre De Campos: “el dominio de la lengua nativa, su santa laboriosidad, el amor y respeto que le tienen los pimas, los diversos otros medios de conversión dictados por su prudencia, celo y experiencia y el conocimiento que tiene de los indios”Una vez fallecido Kino, pimas de Guevavi, que estaba a unas 25 leguas al norte, acudían ante el padre Agustín hasta San Ignacio, para ser bautizados, casados, alimentados y curados, ya que las enfermedades del Viejo Mundo afectaban y mataban a la población pima, como lo describió el propio padre Agustín en el libro de Bautismos de San Ignacio:“Por las enfermedades que se están extendiendo y la viruela que ya está en camino”, escribió Campos en el libro de bautismos de San Ignacio, Entre 1716 y 1720, bautizó 1,004 almas, pues iba a evangelizar a donde estaban los necesitados.

De ahí se devolvió al sureste con por Arivaca, rumbo hasta a Tucubavia.

Cierto hostigamiento cesó cuando sustituyó el Capitán Juan Bautista de Anza (padre) al anterior, que era un fiel amigo de los padres, a diferencia del anterior que era un detractor, la situación facilitó los trabajos, al igual que su hijo, más famoso y homónimo de él.

El nombre de la ranchería donde bautizó a un bebé recién nacido, por primera vez se registró como Tubac.

En junio de 1731, recibió 3 sacerdotes residentes: Uno para Guevavi, Ignacio Xavier Keller (de moravia) otro para San Xavier del Bac, Felipe Segesser (suizo), y uno más para Santa María Suamca (Johann Baptist) Juan Bautista Grazoffer (austriaco).