Los sabotajes, golpes económicos, requisas, ajusticiamientos y enfrentamientos contra la Guardia Civil son constantes.
Por el contrario, el régimen franquista no repara en medios humanos ni materiales para contrarrestar dichas operaciones, con lo que las bajas, las deserciones y detenciones por parte de los guerrilleros se hacen sentir.
en el monte, unas veces por cambios estratégicos y otras por suplir la baja en combate del anterior.
Muchos de los guerrilleros que se echaron al monte analfabetos, aprendieron a leer y escribir, siendo la montaña su verdadera escuela.
El agua era fundamental, y siempre había algún riachuelo o fuente natural cercano a los mismos, siendo la noche, la aliada para surtirse de ella.
Así mismo, estos propios enlaces [u otros] eran los que recorrían la distancia entre sectores para llevar guerrilleros, armas y mandatos de uno a otro campamento.
La situación del teniente de alcalde era dramática pues estaba gravemente herido, sin visión, al haberle saltado un ojo con aquel último disparo.
Así pudieron llevarlo al pueblo donde le realizaron las primeras curas de urgencias para ser trasladado posteriormente a Zaragoza, donde estuvo ingresado en un hospital durante un tiempo.
Los últimos guerrilleros salieron hacia Francia en 1952 en un grupo comandado por el jefe del 11.º sector, Florián García Velasco "Grande".