Fue elegido diputado del parlamento en 1848, se adhirió al grupo la Izquierda histórica y fundó el periódico El Derecho (Il Diritto), pero no mantuvo una posición oficial hasta que fue nombrado gobernador de Brescia en 1859.
Sus sostenedores, sin embargo, sostuvieron, no sin fundamento, que un civil sin experiencia en cuestiones militares, no habría podido introducir cambios repentinos en la organización de la flota de guerra, y que por tanto, en la inminencia del estallido de las hostilidades, estuvo obligado a aceptar las designaciones de sus predecesores.
Durante este largo intervalo de tiempo completó cuatro periodos de gobierno, expulsando desde el principio a los izquierdistas Zanardelli y Beccarini, con el fin de complacer las peticiones de la Derecha, y a la vez, nombró a Ricotti, Robilant y otros exponentes conservadores, para completar aquel proceso político denominado Trasformismo.
Pocos meses antes de su muerte se arrepintió de haber realizado tales designaciones, y reintegró a Crispi y Zanardelli en el propio gobierno.
Cosas criticadas en su gobierno fue el incremento de la imposición fiscal indirecta, la desnaturalización de la estructura orgánica de los partidos políticos surgidos al fin del período del Risorgimento, y el haber puesto en grave crisis las finanzas del Estado a causa de decisiones bastante discutibles en materia de trabajos públicos.