Adolfo Argerich
Al desatarse la trágica epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires en 1871, Adolfo Argerich decidió permanecer en la ciudad para atender a los enfermos.Así, «desde el primer día que la epidemia se hizo sentir en la Parroquia, dio principio á su tarea.[2] Pese a enfermar en dos ocasiones, se mantuvo en la ciudad y continuó con su tarea: «su poderosa organización, y su inmensa fuerza de voluntad, habían hecho, que aquel distinguido médico volviese de nuevo á levantarse, para emprender aún con más vigor, la tarea que se había impuesto.El Dr. Argerich, logró salvar dos ocasiones, pero a la tercera, los esfuerzos cayeron en el vacío.Entre otros médicos de renombre que fallecieron se encontraban también el Cirujano Principal coronel Francisco Javier Muñiz, el Cirujano Mayor del Ejército Caupolicán Molina, los doctores Ventura Bosch, Sinforoso Amoedo, Guillermo Zapiola y Vicente Ruiz Moreno.