Gentilicio

En español el gentilicio es un adjetivo que se puede sustantivar, es decir, se puede referir a una persona mencionándola únicamente por su gentilicio y así se puede decir correctamente el bruneano (en lugar de decir: el individuo bruneano), la alemana, etc. Algunos diccionarios incluyen el sinónimo demónimo;[2]​[3]​ y al buscar demónimo en la barra buscadora de la Fundéu, da un resultado relacionado con gentilicio.[4]​ Los gentilicios ordinarios del idioma español se forman con una variedad de sufijos: -a, -aco, -aíno, -án, -ano, -ar, -arra, -ario, -asco, -ato, -e, -eco, -ego, -enco, -eno, -ense, -eño, -eo, -ero, -és, -esco, -í, -iego, -ín, -ino, -isco, -ita, -o, -ol, -ón, -ota, -tarra, -ú, -uco, -ujo, -uso y -uz —más sus correspondientes variantes femeninas—.Asimismo, el español reconoce un gran número de gentilicios particulares puesto que, además de los fundamentos lingüísticos, son igualmente válidos para determinar un gentilicio aquellos relacionados con la cultura, la historia, la tradición y el uso.También, por economía de lenguaje, se usa el gentilicio dominante en un toponímico para designar a todos los habitantes del lugar.[8]​ En algunos casos, para referirse a los nacidos en un lugar, se usa un hipocorístico —una designación cariñosa— que no sustituye al gentilicio.Gens era también para los romanos una manera de llamar lo que hoy en día designan palabras como «nación», «pueblo» o «raza».