Dado que Adán desempeñó un papel en ambas instituciones, no es difícil ver cómo evolucionó un repertorio básico de textos que estaba presente en ambos lugares, aunque las generaciones posteriores pasaron a componer estas piezas de forma algo diferente, cada institución con sus lenguajes melódicos y prácticas compositivas preferidas.
Sus poemas latinos son rítmicos conforme al número de sílabas, construidos en estrofas regulares y rimadas.
Están escritos en un lenguaje claro, enérgico, armonioso y en un estilo elegante, basados en datos extraídos de las Escrituras.
Aunque un centenar de poemas han sido copiados bajo su nombre, sólo cincuenta se le pueden atribuir con certeza.
Los poemas sobre la Eucaristía escritos por Tomás de Aquino le deben mucho.
Sin embargo, la mayoría de las atribuciones a Adán son especulativas.