Acisclo Villarán

«Dejó una obra literaria fecunda y versátil, principalmente inspirada en una visión risueña de la vida cotidiana, y que tal vez en su mayor parte se halla desperdigada en la prensa periódica».

Colaboró también en La Alborada (1874), semanario de corte familiar, así como en El Perú Ilustrado, La Ilustración Sud-Americana, El Comercio, La Época, El Tiempo, La Sociedad, La Tribuna, La Opinión Nacional, El Nacional, La República, La Tradición y El Callao.

Y aunque su propia casa sufrió incendio, volcó todo su esfuerzo por salvar los libros del Archivo Municipal.

Ya anciano, sufrió un accidente que le causó la amputación de una pierna, quedando así inválido (1914).

Falleció a los 86 años de edad y su cuerpo descansa en el Cementerio Presbítero Matías Maestro.