También se ha señalado que algunas lenguas, por ejemplo en algunas variantes del japonés (Kagoshima, Miyakonojo, Sendai) todas las palabras tienen acento.[2] La naturaleza fonética del acento léxico varía de lengua a lengua e incluye varios mecanismos como el tono, la intensidad y a veces la calidad y cantidad de la vocal o segmento que recibe el acento.Debido a esta predecibilidad del acento latino, este no tenía valor fonológico distintivo.El sistema vocálico del latín tenía los fonemas /ă ā ĕ ē ĭ ī ŏ ō ŭ ū/ que, según la cantidad, se dividían en vocales breves /ă, ĕ, ĭ, ŏ, ŭ/ y largas /ā, ē, ī, ō, ū/.Los tres tipos de acentuación más frecuentes en castellano son: La acentuación paroxítona es la más frecuente, seguida por la oxítona y proparoxítona (además existen un pequeño número de palabras con acento en la cuarta o quinta sílabas: simultáneamente, raramente).Aunque en castellano desapareció la cantidad vocálica (o silábica) en la pronunciación, el acento precisamente indica las huellas de esta.En la palabra cóncavo, la penúltima sílaba en latín era breve, porque lleva una consonante y una vocal (-ca-), pero en la segunda era larga, porque lleva dos consonantes en la pronunciación (la x) /kon-bék-so/ (aunque la x es una letra, fonológicamente representa aquí dos fonemas consonánticos distintos yuxtapuestos, que en la pronunciación pertenecen a dos sílabas diferentes); de manera que para los latinos habría sido imposible pronunciar esta palabra como esdrújula, pues la X "atrae" el acento.En español también existen palabras agudas; o sea, las que llevan el acento léxico en la última sílaba.Para marcar gráficamente el acento léxico, en español se utiliza la tilde (á, é, í, ó, ú), cuando le corresponda, de acuerdo con unas normas establecidas, que están diseñadas para utilizar la tilde en el menor número de ocasiones.En francés el acento no tiene valor fonológico distintivo y es fijo en la última sílaba de la palabra.
63,44% palabras tónicas frente a 36,56% palabras átonas