El accidente tuvo mucha repercusión, pues afectó a varios vecinos del popular barrio de Carabanchel.
A mediados del siglo XX, el puente de Toledo sobre el río Manzanares era un importante punto de acceso a Madrid.
La estrechez de esta rampa era un punto problemático que había tenido con antelación incidentes.
El tranvía iba con el aforo sobrepasado, lo que provocó un gran número de víctimas.
Se puso en duda que el mantenimiento de los vehículos fuera el adecuado.