[1] Su capital se ubicaba en la ciudad fortaleza de Kars y Abas consiguió numerosos éxitos, tanto en la política doméstica como en la exterior.
El mismo año en que se convirtió en rey, Abas viajó a Dvin, donde consiguió convencer al gobernador árabe de que liberara a varios rehenes armenios y devolviera el control del palacio pontificio a Armenia.
Fue mucho menos conciliador con los bizantinos, que habían demostrado sobradamente su poca fiabilidad como aliados, atacando y anexionando territorios armenios.
[2] Abas afrontó una invasión del rey Ber de Abjasia en 943: una iglesia nueva había sido completada en Kars por orden de Abas y, antes de su consagración, Ber había aparecido con un ejército a lo largo del río del Araxes, reclamando que la iglesia fuera consagrada según el rito calcedonio .
Abas llevó al rey ante su nueva iglesia y le dijo que nunca la vería otra vez, cegándole y devolviéndole a Abjasia.