Según la tradición fue en el siglo V cuando dos hermanos, Sabino (Savin) y Cipriano (Ciprien), que huían de Macedonia donde eran perseguidos por cristianos, se reunieron finalmente en las orillas del río Gartempe.Nombró como abad a Eudes I, quien hizo construir la primera iglesia carolingia en el siglo IX.Durante las guerras de religión, católicos y protestantes se disputaron su posesión.Hacia 1600, uno de estos abades hizo desmontar los edificios, para vender las piedras.Así desaparecieron en gran parte, los edificios conventuales, el claustro, construidos a los siglos XII y XIII.Estos monjes contribuyeron a salvar las paredes de la iglesia, pero también la «modernizaron» sustituyendo los altares y construyendo edificios monásticos contemporáneos.Durante un siglo la abadía recuperó su primera función, luego estalló la Revolución francesa y los edificios conventuales pasaron a ser, alojamientos de profesor, gendarmería, y el claustro fue el teatro de fiestas revolucionarias.En 1840, la iglesia fue considerado monumento protegido y se emprendieron numerosas restauraciones para eliminar el agua del edificio y de esta manera, parar la degradación de las pinturas.Más recientemente en los años sesenta, se efectuaron algunas restauraciones, sobre la bóveda de la nave y sus pinturas.El transepto fue construido primero, luego el coro con su girola con cinco capillas radiales en el ábside poligonal.Se han pintado directamente sobre las paredes por un método intermedio entre el fresco y el temple.En la tribuna que hay sobre el pórtico también se han deteriorado bastante las pinturas, por someterse a las inclemencias con ventanas desprovistas de vidrieras hasta el siglo XIX.
La nave de la iglesia de Saint-Savin.
Mural románico del siglo
XII
«(Dios habla a Noé)».
Detalle de la bóveda de Saint-Savin:
el Arca de Noé
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