El ánfora panatenaica tenía una forma distintiva: asas finas, cuello y base estrechos, vientre ovoidal y estaba decorada de una forma estándar con la técnica de figuras negras.
Continuaron decorándose así hasta mucho tiempo después de que esta técnica cayera en desuso.
Las ánforas eran encargadas por el Estado a los mejores talleres de alfarería del momento en grandes cantidades.
El gallo sobre las columnas aparece por primera vez en un ánfora de Exequias (Karlsruhe 65.45).
Después del 350 a. C. se entregaban al menos 1450 ánforas cada cuatro años en las Grandes Panateneas.