Era una ménade o seguidora del dios Dioniso (Baco en la mitología romana).
El propio Dioniso, que es primo de Penteo, lo atrae a un bosque en el que será descuartizado por las ménades tebanas, entre las que están la propia hermana de Ágave, Ino, y la madre de Penteo: Ágave.
Esta calumnia sería más tarde severamente vengada sobre Ágave, pues después de que Dioniso hubiera cruzado el mundo, llegó a Tebas y obligó a las mujeres a celebrar sus fiestas dionisíacas en el monte Citerón.
Penteo, deseando evitar o detener estos rituales, fue en persona al Citerón, pero allí fue descuartizado por su propia madre Ágave, quien en su frenesí creyó que era una bestia salvaje.
[3] Por estas transgresiones, según Higino, Ágave se exilió de Tebas y huyó a Iliria, donde se casó con el rey Licoterses, a quien luego mató para lograr la ciudad para su padre Cadmo.