Las farolas sirvieron como instrumento para llevar a cabo linchamientos públicos y ejecuciones en las calles de París durante la Revolución, siendo varios oficiales y aristócratas colgados en las farolas de forma ocasional.
La lanterne (farola o poste de luz) se convirtió en un símbolo de justicia callejera durante la Revolución en Francia, siendo incluso mencionada en canciones populares como Ça Ira ("les aristocrates à la lanterne!
Las ejecuciones en los postes de luz cesaron en las rebeliones parisinas durante el siglo XIX.
La primera víctima del linchamiento à la lanterne fue Joseph Foullon de Doué, un político impopular que había reemplazado a Jacques Necker como director general de finanzas en 1789.
Los linchamientos públicos, instigados por diversos factores, fueron convirtiéndose gradualmente en una herramienta efectiva para los fines de los jacobinos.