¡Que inventen ellos!

[1]​ El tópico es muestra de hasta qué punto la ciencia y la tecnología en España han sido una realidad marginal en su organización y contexto social,[2]​ de modo que se ha llegado a convertir en una especie de estereotipo nacional español, unas veces rechazado por impropio o humillante y otras veces asumido con orgullo y desdén, como era su propósito original.[3]​ Surgió en polémica con José Ortega y Gasset, a partir de 1906 y al menos hasta 1912, sobre el tema que ha pasado a conocerse como la europeización de España o la españolización de Europa y que le ganó una ácida definición de éste ("desviación africanista del maestro y morabito salmantino"), y una amarga acusación final ("Don Miguel de Unamuno, energúmeno español, ha faltado a la verdad").Para Unamuno, que reacciona en su madurez contra su inicial positivismo, la ortodoxia científica de hoy o la Inquisición científica contrastaba con la ciencia española, que identifica con la mística.[7]​ Años más tarde, en 1911, sobre la tumba de Joaquín Costa, Unamuno niega que el prócer regeneracionista hubiera sido europeizador, sino gran africano, o celtíbero, a quien pusieron bajo la bandera de la europeización, pero que no hizo más que popularizar la palabra.Para apoyarse, cita a Joseph de Maistre (en una carta a un ministro ruso): "no por no estar hecha para la ciencia debe una nación estimarse en menos".Cincel, martillo y piedra y masones te sirvan...No obstante ser tan citado, sigue habiendo mucha confusión en la determinación del primer uso del que inventen ellos, que algunos testimonios dicen haber sido pronunciado de viva voz en la tertulia del Café Gijón.
Estatua de Unamuno en Salamanca (escultura de Pablo Serrano ).
En el grabado de Gustavo Doré , Don Quijote lucha contra los gigantes mientras Sancho le advierte que son molinos; una escena cervantina repetidamente interpretada como metáfora de la oposición entre el idealismo y el materialismo (no tanto en el sentido filosófico como en el vulgar de ambos términos).