La historia desarrolla una trama cómica entre los personajes extraídos de la Comedia del arte italiana Arlequín, Pierrot y Colombina.
Émile Reynaud, si bien no era un ilustrador profesional, creó unos dibujos simples pero definidos; con un estilo que puede ser comparable al de Hergé.
Sus tramas, al igual que sus dibujos, son sencillas y poéticas; de un estilo naif.
Él mismo incorporaba una música a la proyección, y la dotaba de efectos sonoros (golpes, puertas), que realizaba tras la pantalla, desde donde manejaba su ingenio mecánico, al otro lado del público.
Sus películas tuvieron un gran éxito hasta que, con la aparición del cinematógrafo Lumière en 1895, entró en competencia con el cine fotografiado, para, en 1900, abandonar sus propias películas, que acabó arrojando al río Sena -aunque alguna se salvó- poco antes de morir en un manicomio, olvidado por todos.