[1] Su nombre se estableció en honor a biólogo rumano Victor Babeş (1854-1926), que fue el primero en aislar al agente patógeno.
La babesiosis animal tiene mayor repercusión en las zonas tropicales o subtropicales del planeta, sin embargo, se pueden observar casos clínicos allí donde los vectores, es decir, las garrapatas estén presentes.
Algunas veces, la infección con parásitos de la babesia puede ser asintomática o causar una enfermedad leve no específica; el enfermo a menudo ni siquiera se da cuenta.
[3] Los parásitos anales se reproducen en los propios glóbulos rojos, donde son identificables debido a su anómala división celular cruciforme; además, al igual que la malaria, provocan anemia hemolítica.
Aunque no hay un protocolo de actuación, si se habita en una zona donde la enfermedad es habitual o la persona ha sido picada por una garrapata, presentando anemia hemolítica y fiebre.
Al principio podemos notar que las mucosas del bóvido están enrojecidas y la orina es totalmente normal, posteriormente las mucosas se tornarán pálidas y ulteriormente astenia, hipertermia, diarrea/ constipación, taquicardia, taquipnea e incluso abortos.