Papa les habla sobre América (Estados Unidos), una tierra ideal donde supuestamente no hay gatos.
La celebración se interrumpe debido a una carga de cosacos que ataca la villa junto con feroces gatos.
El barco arriba a Nueva York y todos los ratones son registrados por las autoridades locales.
Papa, con mucha tristeza, omite el nombre de Fievel, creyéndolo muerto.
En eso, Fievel le susurra a Gussie un plan que podría funcionar contra los gatos.
Mientras unos jugaban póker y tocaban el piano, otro se quitaba un disfraz frente a un espejo.
Allí conoce a Tigre, un tímido gato que se encariña con el ratón.
Así Fievel se entera de que no todos los gatos son malos.
Pronto son descubiertos y Fievel logra escapar hacia el muelle, perseguido por los gatos.
El arma es liberada, y resulta ser el "Ratón Gigante de Minsk", un enorme ratón mecánico inspirado en uno de los cuentos que Papa le contaba a Fievel.
Mientras los ratones celebran la victoria, los gatos se las arreglan para abordar un barco con destino a Hong Kong.
Fievel es arrastrado por la corriente debido al accionar de bomberos humanos que llegaron a extinguir el incendio.
Estos lo tratan despectivamente y se burlan de él por estar buscando a su familia.
Al no haber ninguna señal, Papa usa como último recurso tocar el violín.
Finalmente Papa y Fievel se reencuentran emotivamente, junto con el resto de la familia.