Casi paralelamente a la Nouvelle Vague, se desencadenan una serie de acontecimientos en Gran Bretaña.
La revista Sight and Sound publica en 1955 un artículo de Penélope Houston, que se titula “El país sin descubrir”, donde va a denunciar que el cine británico no refleja en ese momento histórico la escena contemporánea.
Este objetivo lo van a pretender alcanzar tres directores con su “free cinema”, cine libre, fuera de toda coacción formal, moral o política y gracias al apoyo del Instituto Británico del Cine.
Estas tres películas se presentan conjuntamente en el Instituto Británico del Cine en febrero de 1956, dándose lectura en el acto al “Manifiesto de los Jóvenes Airados”, (Angry Young Men), que es un grupo de jóvenes procedentes del teatro, capitaneados por John Osborne, que va a fundar Woodfall Film, la productora que intente conceder una independencia al movimiento.
En el plano formal, su cine evolucionará desde el respeto absoluto al hecho contado, no hay que olvidar que se forman con el documental, hasta el cine de ficción con el empleo de efectos expresivos muy libres.