stringtranslate.com

Las mujeres en la civilización azteca

Mujeres en el Carnaval de Huejotzingo
Chalchiuhtlicue era la diosa de los ríos y los océanos, que también presidía las ceremonias nupciales aztecas. Generalmente se la representa vistiendo jade; aquí sostiene herramientas para hilar y tejer (imagen del Códice Ríos ).
Estatua de una mujer arrodillada, posiblemente una diosa (1300 a 1521 d.C.).

Las mujeres en la civilización azteca compartían algunas oportunidades de igualdad. La civilización azteca vio surgir una cultura militar que estaba cerrada a las mujeres y que hizo que su papel se limitara más al trabajo doméstico y reproductivo y fuera menos igualitario. El estatus de las mujeres aztecas en la sociedad se alteró aún más en el siglo XVI , cuando la conquista española impuso las normas europeas en la cultura indígena. Sin embargo, muchas normas precolombinas sobrevivieron y su legado aún permanece.

Historia

El estatus de la mujer azteca ha cambiado a lo largo de la historia de la civilización. En los primeros tiempos de los aztecas, antes de establecerse en Tenochtitlan , las mujeres poseían propiedades y tenían derechos legales y económicos aproximadamente iguales. A medida que aumentaba el énfasis en la guerra, también lo hacían las ideas de dominio masculino. Las mujeres no participaban en la guerra excepto como prisioneras. [1]

Casamiento

Las prácticas matrimoniales aztecas eran similares a las de otras civilizaciones mesoamericanas , como la maya . Los aztecas se casaban a una edad más avanzada, durante la adolescencia y los primeros veinte años. [2]

Los matrimonios aztecas eran iniciados por los padres del potencial novio. Después de consultar con el grupo de parentesco extendido, los padres recurrían a un casamentero profesional ( náhuatl clásico : ah atanzah ), quien se ponía en contacto con la familia de la potencial novia. Los padres de la joven aconsejaban al casamentero si aceptaban o no la propuesta. Se esperaba que las novias fueran vírgenes antes del matrimonio, ya que se aconsejaba a los jóvenes de ambos sexos que fueran célibes. [3]

La celebración del matrimonio duraba cuatro días y la ceremonia nupcial se llevaba a cabo el primer día. La novia vestía una túnica fina. Sus parientes decoraban sus brazos y piernas con plumas rojas y pintaban su rostro con una pasta que contenía pequeños cristales brillantes. La ceremonia se llevaba a cabo en la casa de los padres del novio. Se encendía un fuego en el hogar y se quemaba incienso como ofrenda a los dioses. Los padres del novio entregaban regalos (túnicas y mantos) a los padres de la novia. El ritual para finalizar el matrimonio implicaba que la casamentera atara la capa del novio a la falda de la novia y luego la madre del novio les daba a cada uno cuatro bocados de tamales. Cuatro días de banquetes seguían a la ceremonia.

Los matrimonios entre los nobles aztecas se concertaban con el fin de establecer alianzas políticas, militares o económicas. Por ejemplo, cuando Cosijoeza se casó con la hija de Ahuitzotl para sellar la alianza entre los aztecas y los zapotecas en 1496. [4] Se dice que los reyes aztecas tenían docenas de esposas y muchos hijos. Sin embargo, la poligamia era una práctica solo entre los nobles de la civilización azteca; la mayoría de la población era monógama.

Las parejas podían solicitar la separación legal por diversas razones, entre ellas la incompatibilidad, la infertilidad o el maltrato. A quienes estaban divorciados o viudos se les permitía volver a casarse. [5]

Embarazo, parto y el tlamatlquiticitl

Una de las pocas posiciones de poder que podían ocupar las mujeres en la sociedad azteca era la de tlamatlquiticitl, o partera . Estas mujeres eran expertas en lidiar con las dificultades que surgían durante el embarazo y el parto, pero como la mayor parte de la información que tenemos sobre sus prácticas proviene de los hombres aztecas de clase alta y de los conquistadores españoles, gran parte del conocimiento tradicional se ha perdido. [6] Una tlamatlquiticitl atendía a cada mujer embarazada, sin importar su estatus o clase, aunque las mujeres de estatus superior a menudo tenían más de una que las atendiera. La tlamatlquiticitl era esencial para ayudar en el parto y, además, para brindar asesoramiento sobre atención prenatal .

Embarazo

El Códice Florentino describe gran parte de los consejos que el tlamatlquiticitl daba a las futuras madres. Se aconsejaba a la madre que mantuviera relaciones sexuales con su marido durante los primeros meses del embarazo para ayudar al desarrollo del niño, pero alrededor del séptimo u octavo mes debía abstenerse. [7] Si no lo hacía, se creía que el semen podía actuar como pegamento y el bebé no saldría, o si lo hacía, sería débil, con los dedos de las manos y de los pies deformados y cubierto de lo que parecía atole para que todos vieran que la pareja no podía abstenerse, y se avergonzarían. [7] A la futura madre se le decía que debía evitar períodos prolongados en el baño de vapor, ya que se pensaba que demasiado calor asaría al niño y se quedaría atrapado dentro del útero; sin embargo, demasiado calor específicamente alrededor del área del abdomen haría que el niño se hinchara y sufriera por el calor. [8] No se permitía masticar chicle , ya que de lo contrario el bebé nacería con los labios perforados y no podría succionar ni comer. [9] Asimismo, si comía tierra o tiza, el niño tendría mala salud. [10] El tlamatlquiticitl sabía que el bebé se nutría de la madre y, por lo tanto, lo que ella comiera lo absorbería; si ayunaba, el niño moriría de hambre. [10] Debido a esto, la madre debía comer y beber bien, incluso después del parto. [10] Se le advertía a la madre que no mirara nada rojo, de lo contrario el niño se extendería transversalmente, lo que complicaría el parto. [10] No se le permitía observar eclipses lunares, de lo contrario el niño nacería con paladar hendido. [11] Los eclipses se asociaban con abortos espontáneos. [12] No debía mirar nada que la asustara o la enojara, para no dañar al niño. [10] Se evitaba caminar tarde en la noche, de lo contrario el niño lloraría incesantemente. [11] Si la madre tomaba siestas durante el día, el tlamatlquiticitl advertía que el niño nacería con párpados inusualmente grandes. [11] Levantar objetos pesados ​​estaba asociado con dañar al feto. [12] La tlamatlquiticitl le decía a la familia de la madre que no le debía faltar nada, que todos sus deseos debían ser cumplidos rápidamente, de lo contrario el niño sufriría. [10] La tlamatlquiticitl no sólo daba este consejo, sino que también asistía y se hacía cargo de las tareas domésticas de la futura madre hacia el final del embarazo. [13]Este apoyo, en combinación con los consejos sobre el manejo del estrés, como evitar relaciones estresantes, y la sugerencia de no levantar objetos pesados ​​ni trabajar demasiado, ayudó a contribuir al desarrollo psicológico saludable de sus hijos. [13]

Mano de obra

La mujer sabía que era casi la hora del parto porque sentía molestias en el útero unos días antes. Como el tlamatlquiticitl vivía en la casa, la madre estaba bien preparada para el nacimiento. Si el niño se presentaba de nalgas, el tlamatlquiticitl, que era experto en masajes, llevaba a la madre a un baño de vapor y masajeaba el útero para dar vuelta al bebé. [9] La posición típica para el parto era en cuclillas, ya que la gravedad ayudaba mientras se empujaba al niño hacia afuera. [14] Para inducir el parto, el tlamatlquiticitl primero le daba a la madre Montanoa tomentosa y, en su defecto, le administraba una bebida hecha con cola de zarigüeya, que se demostró que provocaba contracciones. [15] En ensayos clínicos modernos, se ha demostrado que muchas de estas mezclas han inducido contracciones. [16] Los frailes españoles creían que estos brebajes eran brujería, y dado que los tlamatlquiticitl utilizaban elementos tanto rituales como naturales, los españoles decidieron que el tlamatlquiticitl era maligno y erradicaron estas prácticas. [11]

El acto de dar a luz se consideraba una batalla y el tlamatlquiticitl le daba a la madre un escudo en miniatura y una lanza para la lucha. [17] Cuando nacía el bebé, la partera hacía una serie de gritos de batalla, alabando a la madre que había luchado durante su trabajo de parto para dar a luz al bebé. [18] El tlamatlquiticitl cortaba el cordón umbilical que conecta al niño con su madre y los dioses, y lo secaba. [19] Después de que salía la placenta , el tlamatlquiticitl la tomaba y la enterraba en un rincón de la casa. [20] Luego, los cordones umbilicales preservados eran enterrados y, según los relatos españoles, se enterraban cerca de un campo de batalla si el niño era un niño o debajo del hogar si era una niña, para indicar su futuro. [21] Según los almanaques de nacimiento, como el Codex Yoalli Ehēcatl, el cordón umbilical se plantaba para asegurar la relación entre los dioses y el niño. [21]

Complicaciones

Si el niño moría en el parto, el tlamatlquiticitl empleaba un cuchillo de obsidiana para retirar el feto en pedazos para no dañar a la madre. [22] El tlamatlquiticitl advertía a la madre que no se preocupara por la pérdida de su hijo, de lo contrario el espíritu del niño sufriría. [22] Los académicos argumentan, con evidencia basada en la bioarqueología , que este mismo método también se usaba para realizar abortos, aunque generalmente estaban mal vistos. [23] La vida de la madre era la prioridad sobre salvar al feto si la situación era potencialmente mortal, y si la madre estaba en riesgo, entonces el feto sería desmembrado para que sobreviviera. [23] Las mujeres que morían durante el parto recibían el mismo honor que un soldado que era asesinado en batalla, y eran retratadas como espíritus conocidos como cihuateteo . [24]

Posparto

Después del parto, el tlamatlquiticitl permanecía en la casa para ayudar a la madre y vigilar su producción de leche. Como el niño no empezaba a destetarse hasta después de los 24 meses, este era un proceso importante. [25] Estos cuatro días de vigilancia también eran para asegurar una pronta recuperación de la madre, por lo que el tlamatlquiticitl le preparaba baños y comidas. Después de este período, se realizaba la ceremonia del baño. [25]

El Códice Mendoza describe la ceremonia del baño, que era realizada por la tlamatlquiticitl, cuatro días después del nacimiento. El niño era lavado en una tina de barro sobre una estera de junco y en cada lado había símbolos, uno para los niños y otro para las niñas. [26] Para las niñas, los tres objetos tenían que ver con las tareas del hogar: una canasta, una escoba y un huso . [27] Y había cinco objetos para los niños, que tenían que ver con las profesiones masculinas: una hoja de obsidiana que representaba a un artesano de plumas, un cepillo para un escriba , un punzón con el que trabajan los carpinteros, una herramienta utilizada por los orfebres, y escudos con arco y flecha para un guerrero. [28] La tlamatlquiticitl daba vueltas alrededor de la estera en sentido contrario a las agujas del reloj con el niño, lavaba al niño y luego gritaba el nombre que había elegido para el niño mientras lo presentaba a los dioses. [27] El agua que usaba para limpiar el exterior y el interior del cuerpo no tenía la misma función simbólica que en un bautismo cristiano, sino que se usaba para despertar el espíritu del niño y dejar entrar a los dioses. [29] El Códice Yoallo Ehēcatl describe esta ceremonia de baño como realizada por los dioses, pero se entiende que la tlamatlquiticitl personificaba a los dioses mientras realizaba estos rituales porque se parecían mucho a lo que se representa. [30] Por ejemplo, el Yoallo Ehēcatl muestra imágenes de los dioses presentando a los niños y cortando el cordón umbilical. [31] Después de la ceremonia, la tlamatlquiticitl envolvía al niño y le daba un discurso a la madre sobre lo valientemente que había luchado y cómo era hora de descansar. [32] Luego se invitaba a los parientes a ver al niño y alabar a la madre, lo que concluía un nacimiento exitoso. [32]

Nacimientos múltiples

En la cultura azteca, un embarazo que diera como resultado más de un hijo se consideraba un presagio del bienestar de los padres. Poco después del nacimiento, uno (o más, dependiendo de cuántos hijos nacieran) sería asesinado para proteger a los padres. A pesar de esta connotación negativa hacia los gemelos o los embarazos múltiples, muchos mitos aztecas de la creación comienzan con gemelos, como Quetzalcóatl, el dios del viento y el aprendizaje. Su nombre tiene la palabra azteca para gemelo en su nombre (coatl). [25]

Mujeres y trabajo

Las mujeres trabajaban principalmente dentro del hogar, hilando y tejiendo hilo de algodón, henepen o agave maquey . Usaban un huso de mano y luego tejían telas usando un telar que ataban a sus espaldas y sostenían en sus regazos. Eran responsables de cuidar pavos y perros que se criaban para obtener carne. Las mujeres llevaban telas, verduras u otros artículos sobrantes al mercado más cercano para venderlos o canjearlos por algún artículo necesario. [33]

Una de las funciones más importantes de las mujeres aztecas en el hogar era preparar la harina de maíz para hacer tortillas , una tradición importante para las familias mexicanas actuales. El maíz seco se remojaba en agua con cal, un proceso conocido como nixtamalización , y los granos nixtamalizados se molían. Como parte de la etiqueta azteca, los hombres comían antes que las mujeres. [34]

Las mujeres tenían otras profesiones en la civilización azteca, entre ellas la de sacerdote, médico y hechicero. [35] Las mujeres eran a menudo reconocidas en su civilización como tejedoras y artesanas profesionales. [36]

Las imágenes en los códices, cerámicas y esculturas aztecas muestran los elaborados y coloridos diseños de los tejedores aztecas. Había especialidades textiles regionales, con diseños gráficos asociados. La mayoría de los diseños eran geométricos, y algunas regiones se especializaban en textiles con imágenes de animales y plantas. Generalmente se usaba algodón y los tintes provenían de arcillas azules, ocres amarillos y el rojo provenía de insectos que vivían en los cactus nopal. El púrpura se derivaba del caracol marino Purpura patula , de manera similar a cómo los fenicios también derivaban el tinte púrpura utilizado para las túnicas reales de los caracoles. [33]

A diferencia de los hombres, las mujeres aztecas no estaban obligadas a participar en el ejército. [1] No eran enviadas a escuelas militares cuando eran niñas, como todos sus homólogos masculinos. Esto significaba que, si bien a las mujeres se les negaba el acceso a una de las mayores fuentes de riqueza y prestigio dentro de la sociedad azteca, tenían menos probabilidades de morir en batalla.

Dominio español

Ilustración de una mujer azteca soplando sobre el maíz antes de echarlo a la olla para que no tema al fuego. Del Códice florentino de finales del siglo XVI

La conquista española de los territorios aztecas redujo en gran medida la población indígena a causa de las guerras y las enfermedades extranjeras, como la viruela, para las que los aztecas no tenían inmunidad. La población sobreviviente se enfrentó a profundos ataques a su cultura por parte de instituciones españolas como la religión católica romana.

Ya en 1529, los españoles comenzaron a convertir a los aztecas al catolicismo de forma coercitiva. Inicialmente, se centraron en la nobleza azteca, para crear un ejemplo a seguir para los demás aztecas. Nobles como Quetzalmacatzin, rey de Amaquemecan ( Chalco ), se vieron obligados a elegir una esposa y abandonar a las demás, para cumplir con la institución cristiana vigente del matrimonio, que significaba monogamia. Los arreglos polígamos aztecas, con esposas e hijos secundarios, no fueron reconocidos legalmente por los españoles, que consideraban a esas mujeres y niños ilegítimos y desheredados de las reclamaciones a rangos o propiedades. Esto también desgarró el tejido político y económico de la cultura azteca, ya que los matrimonios nobles se realizaban con reivindicaciones políticas y territoriales en mente. [37]

Las exigencias laborales se volvieron duras para las mujeres después de la llegada de los españoles y la creación de las encomiendas . Las comunidades aztecas ya habían perdido a muchos hombres en la guerra y las epidemias, y las encomiendas significaron que más hombres trabajaran fuera de sus aldeas para los encomenderos . Las divisiones tradicionales del trabajo basadas en el género se volvieron irrelevantes. Las mujeres ya no tenían hombres para arar, y se quedaron solas para hacer todas las tareas agrícolas, que incluían la siembra y la cosecha, así como el cultivo de suficientes productos para satisfacer las demandas de tributos de las encomiendas. [38] A lo largo de varias generaciones, muchas mujeres jóvenes abandonaron las áreas rurales para trabajar como empleadas domésticas o como vendedoras en el mercado de las ciudades. En el siglo XVII, las mujeres andinas eran la mayoría de las vendedoras en el mercado de ciudades coloniales como La Paz (Bolivia), Cuzco (Perú) y Quito (Ecuador). [39]

Cuando los españoles finalmente establecieron fábricas textiles industriales, sólo había hombres trabajando en ellas. La nueva cultura española prohibía que las mujeres trabajaran fuera de casa, ya que su prioridad era criar a los hijos. [40]

Referencias

  1. ^ ab Nash, junio (invierno de 1978), "Los aztecas y la ideología de la dominación masculina", Signs , 4 (2): 356–362, doi :10.1086/493612, S2CID  144052214
  2. ^ Colecciones, Especial. "Biblioteca de Derecho de Tarlton: Exposición - Derecho azteca y maya: Derecho de familia azteca". tarlton.law.utexas.edu . Consultado el 29 de octubre de 2021 .
  3. ^ Evans, Susan (1998). "Políticas sexuales en el palacio azteca: públicas, privadas y profanas". RES: Antropología y estética . 33 (33): 166–183. doi :10.1086/RESv33n1ms20167007. JSTOR  20167007. S2CID  157697424.
  4. ^ Hamnett, Brian R. (2006). Una breve historia de México . Cambridge University Press. pág. 54. ISBN 978-0-521-61802-1.
  5. ^ Colecciones, Especial. "Biblioteca de Derecho de Tarlton: Exposición - Derecho azteca y maya: Derecho de familia azteca". tarlton.law.utexas.edu . Consultado el 29 de octubre de 2021 .
  6. ^ Bruhns, Karen Olsen; Stothert, Karen E. (2014). Mujeres en la América antigua . Norman: University of Oklahoma Press. pág. 143. ISBN 978-0-8061-4628-7.
  7. ^ ab de Sahagún, Bernardino (1969). Historia General de las Cosas de la Nueva España . Traducido por Dibble, Charles E.; Anderson, Arthur JO Santa Fe: Universidad de Utah. pag. 156.
  8. ^ de Sahagún 1969, pág. 155.
  9. ^ ab de Sahagún 1969, pag. 155.
  10. ^ abcdef de Sahagún 1969, p. 156.
  11. ^ abcd Burkhart, Louise M. (2015), "España y México", La historia de Cambridge de la magia y la brujería en Occidente , Cambridge University Press, pág. 445, ISBN 9781139043021
  12. ^ ab Madsen, William (1960). Los hijos de la Virgen: la vida en un pueblo azteca hoy en día . Austin, Texas: University of Texas Press. ISBN 9780292741348.
  13. ^ ab Wasserman, Martin (1985). "La comunidad azteca y el comportamiento anormal: una mirada a su programa de prevención primaria". Anthropologie . 23 (1): 75–76. JSTOR  26295517.
  14. ^ Schwartz, David A. (2018). Muerte materna y morbilidad relacionada con el embarazo entre mujeres indígenas de México y América Central . Salud materna e infantil mundial. pág. 22. ISBN 978-3-319-71538-4. ISSN  2522-8382.
  15. ^ Burkhart 2014, pág. 444
  16. ^ Bruhns 2014, pág. 144
  17. ^ Schwartz 2018, pág. 23.
  18. ^ Powers, Karen Vieira (2005). Mujeres en el crisol de la conquista: la génesis de género de la sociedad hispanoamericana, 1500-1600 . Albuquerque, Nuevo México: University of New Mexico Press. pág. 60. ISBN 978-0-8263-3519-7.
  19. ^ Eberl, Markus (2013). "Dioses nutricionistas: nacimiento y personalidad en los códices mexicanos de las Tierras Altas". Cambridge Archaeological Journal . 23 (3): 453–476. doi :10.1017/S0959774313000437. S2CID  162775156.
  20. ^ de Sahagún 1969, pág. 169.
  21. ^ desde Eberl 2013, pág. 466.
  22. ^ ab de Sahagún 1969, pag. 157.
  23. ^ desde Schwartz 2018, pág. 29.
  24. ^ Brumfiel, Elizabeth M. (1998). "La conquista de Huitzilopochtli: la ideología azteca en el registro arqueológico". Cambridge Archaeological Journal . 8 (1): 3–13. doi :10.1017/S095977430000127X. S2CID  162453955.
  25. ^ abc Schwartz 2018, pág. 26.
  26. ^ Códice Mendoza . Traducido por Ross, Kurt. Barcelona, ​​España: Miller Graphics. 1978. p. 71.
  27. ^ desde Ross 1978, pág. 70.
  28. ^ Eberl 2013, pág. 465.
  29. ^ Eberl 2013, pág. 470.
  30. ^ Eberl 2013, pág. 469.
  31. ^ "Códice Borgia". digi.vatlib.it . Consultado el 2 de noviembre de 2018 .
  32. ^ ab de Sahagún 1969, pag. 179.
  33. ^ ab Phillips, Charles (2011). La historia ilustrada completa: aztecas y mayas . Londres: Hermes House. págs. 446-447. ISBN 978-0-85723-680-7.
  34. ^ Madsen, William (1960). Los hijos de la Virgen: la vida en un pueblo azteca hoy en día . University of Texas Press. ISBN 978-0292741348.
  35. ^ Buffington, Robert y Lila Caimari, eds. (2009). Keen's Latin American Civilization: History Of Society, 1492 to the Present (La civilización latinoamericana de Keen: historia de la sociedad, 1492 hasta el presente ). Westview Press. pág. 12. ISBN 978-0-8133-4408-9. {{cite book}}: |last=tiene nombre genérico ( ayuda )Mantenimiento de CS1: varios nombres: lista de autores ( enlace )
  36. ^ Powers, Karen Vieira (2005). Mujeres en el crisol de la conquista: la génesis de género de la sociedad hispanoamericana, 1500-1600 . University of New Mexico Press. pág. 65. ISBN 978-0-8263-3519-7.
  37. ^ Powers, Karen Vieira (2005). Mujeres en el crisol de la conquista: la génesis de género de la sociedad hispanoamericana, 1500-1600 . University of New Mexico Press. págs. 59-61. ISBN 978-0-8263-3519-7.
  38. ^ Powers, Karen Vieira (2005). Mujeres en el crisol de la conquista: la génesis de género de la sociedad hispanoamericana, 1500-1600 . University of New Mexico Press. págs. 64-65. ISBN 978-0-8263-3519-7.
  39. ^ Powers, Karen Vieira (2005). Mujeres en el crisol de la conquista: la génesis de género de la sociedad hispanoamericana, 1500-1600 . University of New Mexico Press. pág. 64. ISBN 978-0-8263-3519-7.
  40. ^ Powers, Karen Vieira (2005). Mujeres en el crisol de la conquista: la génesis de género de la sociedad hispanoamericana, 1500-1600 . University of New Mexico Press. págs. 59-65. ISBN 978-0-8263-3519-7.