Así, este príncipe guerrero tuvo como misión enfrentar a los invasores españoles en 1524.
En pleno Consejo de príncipes, Atonal tomó la palabra y exclamó: Mi vida por nuestra gente oh gran Señor.
En Acaxual, el príncipe dispuso parapetos a más de tres mil hombres.
Entonces Atonal prepara su lanza y levantando su brazo derecho, la tira, fuerte, directo, hacia la cabalgadura del altivo español.
Atonal y sus hombres se han protegido detrás de unas grandes rocas, están dispuestos a vender muy cara su derrota.
Afirman los sobrevivientes que después del martirio, su cuerpo fue llevado con amorosa devoción, por sus hermanos hasta Calixto (Caluco).
El alma de aquel Soldado, fue tomada por varias águilas (que aparecieron del horizonte) y depositada en el "cielo de los dioses", a la diestra del Señor Quetzalcóatl, en donde vive para siempre.
[4] La existencia histórica de dicho personaje ha sido puesta en duda desde principios y mediados del siglo XX.