De pronto el extremeño dio media vuelta e hizo creer a los nahuas que iba en retirada.
Estos se abalanzaron sobre los invasores “...hasta llegar a las colas de los caballos y las flechas que echaban pasaban en los delanteros”.
Arribando a un llano, que sería un terreno en contra para los nahuas, Alvarado dio vuelta hacia ellos causando una implacable derrota.
Pero la batalla tuvo repercusión en el conquistador: un flechazo atravesó una de sus piernas (quedó "cuatro dedos" más corta según su reporte), hasta fracturarle el fémur.
La infección duró unos ocho meses y le dejó cojo para el resto de su vida.