Yehud Medinata

Persa antiguo Yehud Medinata[1]​[2]​[3]​[4]​ (en hebreo יהוד מדינתא "Provincia de Yehud"[5]​[6]​) fue una provincia administrativa del Imperio persa aqueménida en la región de Judea que funcionaba como una región autónoma bajo su población judía local.La revuelta fracasó y en 597 a. C., muchos judíos, incluido el profeta Ezequiel, fueron exiliados a Babilonia.C, gran parte de Judá fue devastada, la familia real, el sacerdocio y los escribas, la élite del país, estaban en el exilio en Babilonia, y el antiguo reino sufrió un fuerte declive tanto en la economía como en la población.Al enterarse del nombramiento, los judíos que se habían refugiado en los países vecinos regresaron a Judá.A tales números se deben agregar los deportados por Nabucodonosor en 597 a. C. después del primer asedio a Jerusalén, cuando deportó al rey de Judá, Jeconías, y su corte y otros ciudadanos y artesanos prominentes junto con una parte considerable de la población judía de Judá, que suman unos 10.000.Aunque un número significativo de judíos fueron deportados por los babilonios y Jerusalén quedó en ruinas, una pequeña pero nada despreciable población de judíos continuó viviendo en su tierra natal durante este período.Este nuevo patrón proporcionó el modelo de liderazgo para Yehud durante los siglos venideros.Sesbazzar, el gobernador de Yehud designado por Ciro en 538, era de origen davídico, al igual que su sucesor (y sobrino) Zorobabel; Zorobabel, a su vez, fue sucedido por su segundo hijo y luego por su yerno, todos ellos gobernadores hereditarios davídicos de Yehud, una situación que terminó solo alrededor del año 500 a. C. Esta hipótesis, que Zorobabel y sus sucesores inmediatos representaron una restauración del reino davídico bajo el señorío persa, no se puede verificar, pero estaría de acuerdo con la situación en otras partes del Imperio persa, como Fenicia.Habría sido asistido por varios funcionarios y un cuerpo de escribas, pero no hay evidencia de que existiera una "asamblea" popular, y habría tenido poca discreción sobre sus deberes principales.Existe un consenso general entre los eruditos bíblicos de que la antigua Judá durante el siglo IX y el siglo VIII a. C., era básicamente henoteísta o monólatra, con Yahvé como dios nacional de la misma manera que las naciones vecinas tenían sus propios dioses nacionales.Los temas monoteístas surgieron ya en el siglo VIII, en oposición a la propaganda real asiria, que describía al rey asirio como "Señor de los Cuatro Cuartos" (el mundo), pero el Exilio rompió la competencia por la fertilidad, los ancestros y otros cultos.La nueva escritura incluía la interpretación de obras más antiguas, como el Libro de las Crónicas, y obras genuinamente originales, como Ben Sira, Tobías, Judit, 1 Enoc y, mucho más tarde, Macabeos.Hablado originalmente por los arameos, fue adoptado por los persas y se convirtió en la lingua franca del imperio, y ya en la época de Ezra, era necesario traducir las lecturas de la Torá al arameo para que las entendieran los judíos.