El unto sebáceo (en América, vérnix caseosa, un latinismo) es un material grasoso de textura parecida a la del queso que reviste la piel del recién nacido humano.
[4] Está comprobado que el unto sebáceo protege la delicada piel del feto de las rozaduras, el agrietamiento y el endurecimiento.
El cuerpo de un feto de veinte semanas está por lo general completamente cubierto por una vellosidad muy fina llamada lanugo; este puede ayudar a que el unto se fije a la piel.
No existe otro mamífero terrestre que produzca neonatos cubiertos de unto, en contraste de lo común que resulta entre mamíferos acuáticos, como la foca común.
Al contrario de lo que se pudiera creer esta sustancia resulta útil, por lo que se suele mantener este unto en la piel del neonato en los primeros días de vida, antes el personal de salud se esmeraba en bañarlos para retirar por completo este sebo, ahora se mantiene el mayor tiempo posible.