Mateo 7:5 es el quinto versículo del séptimo capítulo del Evangelio de Mateo en el Nuevo Testamento y es parte del Sermón del Monte . Este versículo continúa el debate sobre el juicio moralista .
En la versión King James de la Biblia el texto dice:
La Biblia en inglés mundial traduce el pasaje como:
El texto del Novum Testamentum Graece es:
Este versículo continúa con la metáfora de una persona con una viga en su propio ojo que critica a alguien por una paja en el ojo de esa persona. En este versículo, Jesús argumenta que uno debe primero quitar la viga antes de continuar quitando la paja. Este versículo nos advierte contra la hipocresía, viendo la falla (pecado) en otro mientras ignoramos el pecado obvio en nuestras propias vidas. Jesús siempre dejó en claro que el juicio lo debe hacer el Padre, y los humanos deben preocuparse por preparar su propia alma para ser aceptados en el reino de Dios. El enfoque siempre debe estar en la gracia de Dios y, en obediencia, erradicar el pecado de nuestras vidas en lugar de preocuparnos por los pecados de los demás. [2]
La implicación es que es imposible que uno pueda jamás librarse por completo de sus propios defectos, y por lo tanto nunca se presentará la oportunidad de comenzar a juzgar a los demás. Hill considera que esta afirmación tiene el mismo espíritu que la famosa enseñanza de Juan 8:7 sobre “el que está sin pecado”. [3]
El compositor Georg Philipp Telemann [4] utiliza este versículo junto con el Salmo 139 :11-12 y Juan 8:7 como texto en su cantata, Vor des lichten Tages Schein , TWV 1:1483 ( Harmonischer Gottes-Dienst , Hamburgo 1726. [5] [6]
El reverendo David Smith ha escrito un libro basado en este versículo titulado "Removing the Plank" (Quitando la viga). En él se cuenta la historia de su reconsideración de las opiniones conservadoras sobre la sexualidad y la iglesia. [7]
Crisóstomo : Y es de notar que, siempre que quiere denunciar un gran pecado, comienza con un epíteto de reproche, como en este caso: Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda (Mt 18,32); y en este caso: Hipócrita, échate primero. Porque cada uno conoce mejor sus propias cosas que las de los demás, y ve más las cosas grandes que las pequeñas, y se ama a sí mismo más que a su prójimo. Por eso, manda al que es acusado de muchos pecados que no sea un juez severo de las faltas de los demás, especialmente si son pequeñas. Con esto no prohíbe acusar y corregir, sino restar importancia a los propios pecados y magnificar los de los demás. Pues es necesario que primero examines diligentemente cuán grandes sean tus propios pecados, y luego examines los de tu prójimo; de donde sigue: y entonces verás claramente para sacar la paja del ojo de tu hermano. [8]
Agustín : Porque habiendo quitado de nuestro propio ojo la viga de la envidia, de la malicia o de la hipocresía, veremos claramente cómo sacar la viga del ojo de nuestro hermano. [8]