En Andalucía se denominó migueletes a las unidades militares que el rey Fernando VII desplegó en el sur de España para combatir el bandolerismo a partir de la tercera década del siglo XIX.Su indumentaria era un sayo rojo, calceta blanca, alpargatas o espardeñas y un faldón que cubría hasta las rodillas.Los migueletes serían un cuerpo declaradamente austracista durante el breve reinado en Cataluña del pretendiente Carlos III (1705-1713), hecho que les granjeó la enemistad permanente de los felipistas, que se designaban a sí mismos con el epíteto de «botifleros» (botiflers) y que controlaban villas fieles, como, por ejemplo, Berga, Cervera, Manlleu o Talarn.La Guerra del Rosellón reavivó este cuerpo entre un enorme entusiasmo popular, a menudo relacionado con el deseo de los catalanes de recuperar las cuatro comarcas y media perdidas a raíz del Tratado de los Pirineos (el Rosellón, el Vallespir, el Conflent, el Capcir y media Cerdaña).Los migueletes volvieron a aparecer durante la Guerra de la Independencia como cuerpo organizado por las fuerzas napoleónicas.