La casa de los Banu Jatib alcanzó éxitos sociales, riquezas y grandes propiedades.Desde su primera juventud, probó graves contratiempos por haber caído su padre Abdallah en desgracia con el rey de Granada, que lo era a la sazón Mohámmed IV.[3] Durante una epidemia de peste que azotó a la península ibérica en 1348, enunció por primera vez la noción de contagio y recomendó aislar a los enfermos y destruir sus sábanas.Gracias a las gestiones de su amigo Ibn Marzuq, secretario del sultán meriní Abu Salim, fue liberado y, en vez de compartir destierro con el depuesto emir, se instaló en Salé y viajó por todo el Magreb.El político mandó una misiva a Muhammad V explicándole los motivos por los que huía del emirato, aunque el monarca se enfureció, especialmente por la política de acoso de Ibn Zamrak y al-Nubahi.Su amigo Ibn Jaldún relata que, tras su asesinato, fue enterrado en el cementerio de la puerta del Quemado y, al día siguiente, había sido exhumado y su cadáver quemado, donde se expuso durante dos días hasta que volvió a ser inhumado.