Tras haber ingresado en el Ejército francés como voluntario, luchó en la guerra de los Siete Años, durante la cual logró el ascenso a capitán.
Durante los Cien Días, no obstante, permaneció neutral en espera del desarrollo de los acontecimientos.
A su muerte, su corazón fue sepultado, cumpliendo su voluntad, en el mismo centro del lugar donde se había librado la batalla de Valmy, mientras que sus cenizas reposan en el Cementerio del Père-Lachaise, de París.
Existe otra más en la localidad de Valmy, donde se produjo la batalla.
En las cercanías de esta última se eleva un obelisco que alberga el corazón del general.