Florence Foster Jenkins

Era normal que su acompañante hiciera ajustes para compensar sus variaciones de tempo y fallos rítmicos.

Los críticos a menudo eran tan crueles que bien pudieron servir para llamar la atención y la curiosidad del público.

La asistencia a sus recitales estaba siempre limitada a su leal club de señoras y otros pocos elegidos (ella misma se encargaba de distribuir las entradas).

Todo parece indicar que Florence Foster Jenkins murió con el mismo feliz y convencido sentido de plenitud que prevaleció durante toda su vida artística.

Jenkins grabó nueve arias en cinco discos de 78-rpm, que fueron más tarde reorganizadas en tres CD.

Casi al mismo tiempo, una nueva obra sobre Jenkins, Glorious, de Peter Quilter, fue estrenada en septiembre de 2005 en el West End de Londres en Inglaterra, protagonizada por Maureen Lipman, quien, en palabras del crítico del New York Times, aportó el requerido "canto terrible".

La obra de Quilter estuvo en producción con éxito en 24 países y 14 idiomas.