Su padre, Giovanni Cellini fue músico y se casó con María Lisabetta Granacci, siendo Benvenuto su tercer hijo.
En Roma (1519) fue discípulo de Miguel Ángel durante corto tiempo y residió allí casi sin interrupción hasta 1540.
Logró sin embargo evadirse tras estar algún tiempo encerrado, y fue perdonado gracias a la intervención del cardenal Hipólito D'Este.
Poco después le intentaron envenenar, pese a lo cual logró sobrevivir tocado con molestos desórdenes digestivos.
[3] Estas memorias constituyen un más que ameno relato de sus huidas, aventuras e intrigas, así como un testimonio inigualable de lo que era el mecenazgo en la Italia del Renacimiento; son muy valiosas para conocer la vida política, social y eclesiástica del siglo XVI.
Se mantuvieron inéditas hasta el siglo XVIII, y en 1945 fueron ilustradas por Dalí en una edición norteamericana.