Está esperando en el puerto de El Pireo de Atenas en Grecia continental para tomar un barco a Creta cuando conoce a un rústico, pero entusiasta campesino y músico llamado Zorba (Anthony Quinn).
Se quedan con una vieja viuda de guerra y cortesana francesa llamada Madame Hortense (Lila Kedrova) en su autodenominado «Hotel Ritz».
El audaz Zorba intenta persuadir a Basil para que se relacione íntimamente con la mucho mayor Madame Hortense, pero como se muestra completamente reacio, por lo que Zorba aprovecha la oportunidad e inicia una relación con la dueña.
Una tarde lluviosa, Basil le ofrece su paraguas, que ella acepta a regañadientes.
Zorba sugiere que ella se siente atraída por él, pero Basil, siempre tímido, lo niega.
En La Canea, Zorba se entretiene en un cabaret y entabla un breve romance con una bailarina mucho más joven.
En una carta a Basil, detalla sus hazañas e indica que ha encontrado el amor.
A la mañana siguiente, los aldeanos encuentran su cuerpo junto al mar, luego de su suicidio.
Zorba llega justo cuando un aldeano trata de sacar un cuchillo y matar a la viuda.
En ese momento, el padre del chico muerto saca un cuchillo y degüella a la viuda.
Madame Hortense presenta dos anillos de oro que había mandado hacer y propone su compromiso inmediato.
Algún tiempo después, Madame Hortense contrae una neumonía y se ve en su lecho de muerte.
Los aldeanos, desesperadamente pobres, forman una multitud alrededor de su hotel, esperando impacientemente que muera para poder robar sus pertenencias.
Dos aldeanas entran en la habitación y la miran expectantes, otras mujeres intentan lo mismo, pero Zorba se las arregla para impedírselo.
Basil y Zorba se sientan en la orilla a comer cordero asado para el almuerzo.
Bosley Crowther del New York Times elogió a Quinn por una "actuación brillante" y a Kedrova por su personaje "brillantemente realizado", citando la única debilidad de la película como la falta de "conflicto significativo para demostrar su carácter dominante.
Gill elogió particularmente la actuación de Kedrova y pensó que ella "se mete en un as por robarle la foto a Quinn".
[12] El Monthly Film Bulletin escribió que la película comienza bien, pero cuando los personajes viajan a Creta "el ritmo se ralentiza y la línea narrativa se vuelve borrosa en una serie de incidentes no relacionados de dudosa importancia".
En 1983, el espectáculo fue revivido, con Anthony Quinn y Lila Kedrova repitiendo sus papeles de la película.