En el año 2021,[4] la institución pública trasladó su sede social a la Casa de Fernando Carreras, conocida como el «Edificio del Rectorado».
El Consorcio también realizó la gran operación de recuperación urbana Abrir Vigo al Mar y consiguió poner en marcha el Museo del Mar de Galicia para devolverlo, completamente terminado, al Gobierno Gallego.
Prohibir las importaciones había sido un error radical, pues lejos de proteger la industria del país, encarecía los procesos industriales e impedía a la economía especializarse y hacerse competitiva.
El Consorcio de la Zona Franca de Vigo» “el debate finalizó con una aparente solución de compromiso, pues el proyecto elevado por el Consorcio a la aprobación del Gobierno comprendía tanto una zona industrial como otra comercial, pero a la larga la opción industrial terminó prevaleciendo, pues la Zona Franca comercial inicialmente perfilada no llegó a constituirse”.
Por una parte, España tuvo que someterse a la legislación comunitaria, que no concibe las zonas francas como lugares industriales, sino como puntos de entrada de productos de países terceros, sin impuestos ni aranceles, por otro lado, la economía pasaba a ser absolutamente abierta y a funcionar con otros parámetros.
Fue entonces cuando se decidió crear en el puerto un área comercial destinada a servicios, logística, almacenamiento y apoyo al tráfico internacional.
A lo largo de la década siguiente serían ocupadas todas las instalaciones y llegado el año 2000 hubo que ampliar la superficie hasta los 200 000 metros cuadrados actuales donde las mercancías disponen de almacenaje cubierto y descubierto con despacho aduanero propio.
Actualmente este espacio alberga a unas cuarenta empresas que se benefician de las infraestructuras, las prestaciones y las ventajas fiscales que se les ofrecen para el almacenamiento y distribución de mercancías.
El primer polígono creado por el Consorcio sin estar considerado zona franca fue el de A Granxa, en Porriño.
Desde entonces y hasta hoy, el Consorcio promueve, en colaboración con los ayuntamientos donde se sitúen los terrenos, millones de metros cuadrados de suelo empresarial perfectamente equipados y estratégicamente situados en el área metropolitana.
Hoy las sesenta empresas instaladas, entre las que se encuentran la multinacional japonesa Denso y la alemana Benteler, proporcionan aproximadamente tres mil quinientos empleos.
Porto do Molle se ha concebido como una ciudad del trabajo donde una persona podrá trabajar, practicar deporte, realizar sus compras, pasear o llevar a sus hijos al colegio.
Para potenciar el crecimiento económico de la ciudad, el Consorcio ha creado la Red de Parques Zona Franca mediante la que se proporciona a todas las empresas que trabajan bajo el paraguas del Consorcio infraestructuras, formación, información y capital.
En cuanto a la política llevada a cabo por el Consorcio en apoyo a la creación de nuevas empresas, es interesante mencionar también su participación en Vigo Activo, una sociedad de capital riesgo que tiene como objetivo el fomento de aquellas pymes que no cotizan en Bolsa y que no tienen naturaleza ni financiera ni inmobiliaria.
[10] El área portuaria era entonces una zona degradada, marginal, que interponía una barrera entre la ciudad y el mar.