Zalmoxis

Está testimoniado por primera vez en fuentes griegas (Heródoto) en el siglo V a. C. Su nombre aparece en los manuscritos de Heródoto en otras formas, alguna de las cuales podría ser la más cercana a la original: Salmoxis (Σάλμοξις), Zamolxis (Ζάμολξις), Samolxis (Σάμολξις).

Diógenes Laercio (siglo III-IV d. C.) transmite que Zalmoxis significaba «piel de oso».

Según Porfirio,[2]​ el nombre procede de la palabra tracia zalmos que significa ‘piel’ (τὴν γὰρ δορὰν οἱ Θρᾷκες ζαλμὸν καλοῦσιν), por haber sido cubierto al nacer con una piel de oso (el primer elemento del nombre aparece también en el topónimo Salmideso).

La variante -m-l- es preferida por quienes hacen derivar el nombre de la palabra tracia para ‘tierra’, *zamol.

En la tradición religiosa griega anterior al siglo V a. C., no cabía esperar nada positivo tras la muerte.

El más allá era un lugar lúgubre y oscuro, incómodo, donde las almas vagaban como sombras perdidas, añorando lo que habían sido en vida.

Aristóteles equipara a Zamolxis con el fenicio Okhon y con el libio Atlas.

Es posible que Zamolxis sea Sabacio, el Dioniso tracio o Zeus.

Figura al fresco en una tumba tracia de Aleksandrovo ( Bulgaria ) que ha sido identificada como una representación de Zalmoxis del siglo IV a. C..