La excavación arqueológica ha cambiado ligeramente esta imagen previa que teníamos por las fuentes.
Este palacio habría generado a su vez la proliferación de espacios urbanos en su entorno inmediato, que son los que han salido a la luz en las excavaciones del jardín de San Esteban.
En algún caso puede pensarse, por sus paralelos tipológicos, en su relación con otro tipo de edificios públicos, tales como un funduk (posada) o una madrasa (escuela).
Dando fin a las amenazas procedentes de sus rivales almohades, el rey Ibn Mardanish había hecho que la zona quedase relativamente pacificada, y esto permitió que, durante su reinado (1147-1172), Murcia fuera conocida como una ciudad próspera y poderosa.
Los centros que albergaban el poder administrativo y militar del rey musulmán se concentraban en el conjunto palatino del Alcázar Mayor, situado cerca de la mezquita Aljama y próximo al río Segura.
La residencia privada para descanso del rey musulmán era el Alcázar Menor, un palacio con estructura típica islámica (esto es, con alberca en el patio interior y dos crujías de habitaciones en los extremos de la construcción).
Esta situación se prolongó hasta el primer tercio del siglo XIII, momento en que surgió la figura del rey Ibn Hud, personaje de gran importancia para la historia de Murcia.
Este rey logró reprimir las incursiones enemigas y unificar bajo un mismo poder todos los territorios islámicos del sur de la península.
Durante las épocas de Ibn Mardanish (mitad del siglo XII) e Ibn Hud (1228-1238), la medina murciana experimentó un gran crecimiento demográfico dentro de sus límites amurallados, y muchos ciudadanos pasaron a construir sus viviendas en los arrabales, también defendidos por un muro que les protegía tanto del invasor como de los habituales desbordamientos del río Segura.
Las condiciones firmadas con el Infante Alfonso, heredero del trono castellano por su padre Fernando III de Castilla (el Santo), fueron claras: la población musulmana podría conservar sus viviendas y su credo, siempre y cuando se pagara un tributo anual a las arcas castellanas, y el poder administrativo de la ciudad quedase en manos de los cristianos.
De esta forma, por ejemplo, el Alcázar Mayor pasaría a ser desde entonces residencia del rey cristiano.
La población cristiana llegada desde Castilla construía sus viviendas en los arrabales, y también ocupaba residencias que habían quedado abandonadas por sus dueños, emigrados a lugares dominados aún por el Islam, como el reino de Granada.
Jaime I de Aragón, suegro del rey Alfonso X, el Sabio, realizó un asedio sobre Murcia, acabando con la sublevación, devolviendo a los cristianos el poder sobre la ciudad y castigando a los autores de la revuelta.
Después de tomar Murcia, Jaime I abrió la calle hoy conocida como Trapería, una vía recta que diera salida desde la mezquita Aljama (Alcázar Mayor) hasta la puerta del norte de la medina (Santo Domingo).
Para confirmar el proceso que hemos expuesto, matizarlo o cambiar nuestra perspectiva, debemos seguir investigando.
El cambio del proyecto llevó a paralizar las excavaciones arqueológicas, hasta ese momento financiadas por la empresa constructora del aparcamiento y orientadas a este fin, para retomar un nuevo proyecto cuya prioridad sea la conservación y musealización del conjunto arqueológico excavado y por excavar.
Esta Comisión de expertos, en palabras del Consejero de Cultura y Turismo, ha sido elegida por "su profesionalidad, prestigio y por el período islámico concreto del que datan los restos".
Desde este día 27/11/2009, derivó una conciencia popular en defensa del conjunto y contraria a la construcción de un aparcamiento subterráneo en San Esteban.
Una vez tomada la decisión de no ejecutar el aparcamiento proyectado, las administraciones competentes han ido adoptando las medidas paliativas necesarias que permitieran la mejor conservación posible de los restos exhumados, al tiempo que se definen las vías idóneas de actuación y se redactan y contratan los proyectos a ejecutar.