Ŷaʿfar as-Sadiq
Al-Sádiq pasó casi toda su vida, que es la más larga entre los imames chiitas, en Medina, y acompañó a su padre Muhámmad al-Báqir en viajes limitados.Después de que los abasíes llegaron al poder, se pusieron enfadados con los chiitas, quienes habían luchado junto a ellos contra los omeyas.Mientras tanto, algunos creían en el Imamato del hijo mayor de al-Sádiq, Isma‘il, quien murió antes que su padre y se conocieron como Ismailitas.Por lo tanto, según una narración, al-Sádiq dijo que Abu Bakr asistió su nacimiento dos veces.[5] El nombre del sexto imam de los duodecimanos chiitas era Yá‘far y su famosa kunya era Abu Abdullah, que se deriva del nombre de su segundo hijo, Abdullah al-Aftah.[7] Según Seyyed Yá'far Shahidi, le dieron este título a él debido a que los narradores y juristas de su época, que generalmente no eran chiitas, lo elogiaban por su honestidad al narrar hadiths.[13][2] En los años siguientes, Yá‘far al-Sádiq acompañó a su padre al-Báqir en viajes para realizar los rituales del Hach.En los últimos años del gobierno de Hisham ocurrió muchos levantamientos motivados por los asuntos religiosos.Después de la muerte de Hisham entre 125 y 132 DH, que incluyó los últimos siete años del gobierno omeya, debido a la inestabilidad del gobierno, cuatro califas cambiaron en un corto tiempo: Walid II, Yazid III, Ibrahim ibn Walid y Marwán II.Según otra narración, Dawud también planeó matar a al-Sádiq, pero poco después falleció y no pudo hacerlo.[19] Durante este período, al-Sádiq estaba bajo estricta vigilancia para tener menos contacto con sus seguidores, y a veces fue encarcelado.Según Sheij al-Mufid y Sheij al-Tabarsi, al-Báqir nombró claramente a al-Sádiq como su sucesor en el testamento y, dado que era su hijo mayor, no había competencia entre los hijos con respecto a la sucesión del padre.[2] En consecuencia, al-Sádiq no tuvo ningún papel en el derrocamiento de los omeyas por los abasíes.[11][2][21] Zayd afirmó que el puesto del Imamato depende de la demanda pública por Imam.Después de Ali ibn Musa, el octavo Imam, no surgió otra secta importante entre los chiitas.Así que el resultado de levantamiento de Zaidistas y Jariyitas era que perdieron su poder, pero la religión Ya'fari gradualmente fortaleció sus bases intelectuales y les dio a los chiitas una identidad independiente.[28] Aunque al-Sádiq no consideró la rebelión militar como una solución, expresaba su descontento con el entonces gobierno y les recordaba sus derechos como un Imam.Para los duodecimanos, Yá'far al-Sádiq es el sexto Imam, lo que estableció el chiismo como un sistema intelectual fuerte y serio al final del período de omeyas y al comienzo del gobierno abasí.[33] Yá'far al-Sádiq se casó con Fátima, el descendiente de Hasan bin Ali.Tenía dos hijos llamados Isma‘il, el sexto imam de la secta Ismailita, y Abdullah Al-Fatah, el primer imam de la secta Fatahiyya, y una hija llamada Umm Farwah.[3] Humayda era una mujer respetada por los chiitas y estaba considerada entre las mujeres que merecen ser elogiadas por su sabiduría.En otra narración, al-Sádiq elogia a Zurara, Abu Basir al-Muradi, Muhámmad ibn Muslim y Burayd ibn Muawiyya y afirma que, si no fueran, nadie se habría enterado de hadices de los imames chiitas.[38] Al-Sádiq mencionaba a Abu Basir y Muhammad Ibn Muslim como la autoridad competente de los chiitas para hacer sus preguntas religiosas.Sheij Tusi considera a algunos funcionarios del gobierno abasí entre los discípulos de al-Sádiq.[3] Según la mayoría de eruditos como Sheij Kulayni, al-Sádiq murió en el año 148 DH, pero hay una diferencia sobre su día y mes.Por lo tanto, escribió una carta al gobernante de Medina y le pidió que fuera a la casa de al-Sádiq, leyendo su testamento y matando a cualquiera que fuera mencionado como su sucesor.[33] Según la orden de Yá'far al-Sádiq, su hijo Musa al-Kázim lo bañó, lo amortajó y lo enterró.[3][42][43] Las fuentes sunitas consideran al-Sádiq como un narrador confiable, aunque no han narrado muchos hadiths suyos.[48] En su descripción de al-Sádiq, mientras informa sobre su debate con él, Abu Hanifa escribe: "Nunca he visto a un hombre más sabio que Yá'far ibn Muhámmad".[49] Según Ibn Khallikan, la virtud de al-Sádiq es tan famoso que no necesita explicación.