[3] Como resultado del Sínodo, el papa Francisco publicó en 2016 una exhortación apostólica postsinodal, con el título Amoris laetitia.
[9] Tuvo lugar en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano.
Este sínodo tuvo mayor número de participantes que el de 2014, dando cabida a «una gran parte del episcopado», aunque solo 279 obispos y sacerdotes pudieron votar.
El cardenal Péter Erdő, relator general del sínodo,[10] presentó el primer conjunto de propuestas, fruto del trabajo llevado a cabo en el sínodo extraordinario anterior, y en el que se exponen esencialmente los primeros temas a abordar, los cuales son:[11] a) La familia en el contexto antropológico-cultural, centrándose en los divorcios y el bajo número de matrimonios así como las consecuencias de la teoría de género para la visión del matrimonio; b) La familia en contextos socioeconómicos difíciles y excluyentes; c) La familia y los procesos de inclusión, en oposición a la llamada cultura del descarte de los niños y los ancianos; y d) Las relaciones afectivas en la familia, procurando la estabilidad.
El cardenal Baldisseri dijo que el cuestionario enviado a los católicos de todo el mundo era muy útil para la preparación del Instrumentum laboris.
Algunos obispos indicaron la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan recibir la eucaristía.
[cita requerida] La hermana Maureen Kelleher, una monja estadounidense, señaló que en la asamblea del sínodo de 1974 hubo dos mujeres religiosas invitadas, y en 2015, 40 años después, esa cifra solo se había aumentado a tres.
Lucetta Scaraffia, auditora, profesora y coordinadora de la sección mensual de L'Osservatore Romano, Mujeres, Iglesia, Mundo, se quejó de que había muy pocos documentos en el sínodo sobre las mujeres, y que, necesitaban ser escuchadas en mayor número, además llamó la atención sobre el creciente número de mujeres solteras que cuidan niños y llevan una casa, las madres solteras, indicando que la discusión sobre la familia no debe excluirlas.
El informe se muestra contrario a la existencia de familias homosexuales.
El informe final también discutió otros temas que afectan a las familias, como la pobreza, las migraciones, los refugiados, los que están siendo perseguidos por su fe, así como las necesidades pastorales de los discapacitados, ancianos, viudas y los matrimonios interreligiosos.