Tras su Primera comunión anuncia a su familia el deseo de ser sacerdote.
Quiso entrar en el seminario para ello, y aunque su padre quería que se quedase con la familia, finalmente cedió a los deseos de su hijo.
[4]Fundó las Hijas del Oratorio en 1885 y aseguró que la orden se rige por las reglas de San Felipe Neri.
"El camino está abierto, tenemos que ir" («La via è aperta: bisogna andare»).
La causa se abrió en Lodi y el proceso local comenzó.