[6] El tema principal es el anuncio misionero del evangelio y su relación con la alegría cristiana, aunque también se habla sobre la paz, la homilética, la justicia social, la familia, el respeto por la creación (ecología), el ecumenismo, el diálogo interreligioso, y el rol de las mujeres en la Iglesia.
[7] Critica además el consumo de la sociedad capitalista,[8] e insiste en que los principales destinatarios del mensaje cristiano son los pobres.
[9] Además acusa al sistema económico actual de ser injusto, basado en la «tiranía del mercado», la especulación financiera, la corrupción generalizada y la evasión fiscal.
Francisco se detiene en la importancia de la homilía, que «debe ser breve y evitar parecerse a una charla, o una clase»,[18] además debe ser preparada con cuidado y anticipación: «un predicador que no se prepara no es "espiritual"; es deshonesto e irresponsable».
En el párrafo 254 afirma que los ritos no-cristianos de todas las religiones en general pueden tener un origen divino, son una «experiencia comunitaria de camino hacia Dios» y «pueden ser cauces que el mismo Espíritu suscite para liberar a los no cristianos del inmanentismo ateo».
[25] Entre los autores modernos citados se destacan John Henry Newman,[26] Henri de Lubac, Romano Guardini y Georges Bernanos.