En 1956, el gobierno brasileño envió el genetista Warwick Kerr a África para importar reinas africanas de la abeja melífera.
26 reinas de abejas africanizadas escaparon y comenzaron a reproducirse rápidamente en forma silvestre.
Sin embargo, los informes de abejas salvajes que atacaban el ganado comenzaron a aparecer.
Los granjeros brasileños mayoritariamente pobres sufrieron pérdidas de ganado, produciéndose también fatalidades humanas.
Los científicos creen que continuarán dispersándose a través de los estados meridionales.