[nota 1] En el momento del accidente la aeronave contaba con 26.307 horas de vuelo y con 16.388 rotaciones.
Tras el descenso el vuelo permaneció en su nueva altitud durante dos minutos a una velocidad de 440 km/h.
Cuando se iniciaron las conversaciones con el nuevo controlador el vuelo notificó que su altitud se encontraba a 1.500 metros sobre el terreno y continuó en este nivel de vuelo durante 25 segundos.
El vuelo se encontraba entonces a 3 kilómetros del aeródromo y volaba a una velocidad de 450 km/h y todavía no había desplegado el tren de aterrizaje; además durante las preparaciones para el aterrizaje el navegante se había olvidado de calar el altímetro a la presión correcta.
Habiendo perdido dos minutos de tiempo imprescindible para efectuar la ruta programada, no tenían suficiente tiempo para reducir la velocidad a 330 km/h, ajustar los falsos a 20°, y alcanzar una altitud segura de 500 metros para continuar el aterrizaje.
El procedimiento fue llevado a cabo de manera descordinada, provocando que el avión incrementase su velocidad vertical hasta los 15-16 m/s.
Después del último intento del navegante de convencer al capitán sobre abortar el aterrizaje y realizar una frustrada, el avión se inclinó de repente 10° a la derecha.
El avión impactó contra el terreno a unos 512 metros del punto de primer impacto con los árboles; varios edificios de ladrillo y vehículos resultaron dañados por los restos pero no hubo víctimas en tierra.