Eventualmente, se reveló que era un bulo de Shakespeare, producto del prominente falsificador William Henry Ireland.
Ireland había producido diversos documentos anteriores clamando que representaban los escritos de Shakespeare, pero Vortigern y Rowena era la primera obra que se atrevió a falsificar.
Además, él también proveyó una supuesta correspondencia entre Shakespeare y una imprenta explicando por qué la obra no fue publicada, pues era un borrador así como una escritura que explica cómo llegó a estar en manos de Irelands[2].
Años después Ireland explicó explicó que se le ocurrió esta historia para establecer su derecho a los manuscritos en caso de que un descendiente del bardo pudiera reclamarlos.
El actor John Philip Kemble, gerente del Teatro Drury Lane, y quien interpretaría el papel principal en la única producción de la obra, tenía serias dudas sobre la autenticidad de Vortigern y Rowena.
Sarah Siddons, quien había sido elegida para el papel principal femenino, se retiró una semana antes de la inauguración programada por razones desconocidas, aunque se sospecha que Kemble también logró poner a la famosa actriz en contra del trabajo.
Este trató de publicar Vortigern y Rowena como su propia obra cuando regresó a Inglaterra en 1832, pero tuvo poco éxito.
Vortigern trama de inmediato el asesinato del rey para tomar la corona para sí mismo.