Virgen de la Sierra (Cabra)

Su Coronación Pontificia fue en 2005 tras varios intentos no consensuados a inicios y mediados del siglo XX.

La historia se remonta a los comienzos del cristianismo, el santo Isicio o Hesiquio, discípulo del apóstol Santiago, desempeñando funciones episcopales y de evangelización, entró en Egabro (actual Cabra) predicando las doctrinas del Evangelio, siendo recibido por sus habitantes con gran entusiasmo, entonces les mostró y entregó una imagen de la Santísima Virgen, que labrada por el propio evangelista San Lucas le había dado San Pablo, recibiéndola los habitantes de Egabro con gran alegría.

El obispo Arcesindo, siguiendo la narración tradicional, ordenó esconder a la imagen por temor a que fuera destruida por los invasores mahometanos y lo hizo en aquella gruta en la que luego, más de cinco siglos después, se apareció milagrosamente al cautivo.

En cuanto a la devoción a la Virgen como Santa María, se conserva en Cabra un ara con inscripciones que testimonian la dedicación de una Basílica a Santa María, por el Obispo Bacauda, en las (I)II kalendas iunias de la era DCLXXXVIII, que se correspondería con el 31 de mayo del año 650.

De la Archicofradía tenemos noticias al menos desde los primeros años del siglo XVI cuando se reciben visitas pastorales que dejan constancia documental de la hermandad, Santuario y devoción.

El 13 de junio del 2015 se realizó una "bajá" extraordinaria del Picacho para viajar a Córdoba y participar en la Magna Mariana Regina Mater, antes de llegar a Córdoba visitó algunos de los pueblos donde se le profesa una gran devoción desde hace siglos como Zuheros, Doña Mencía, Nueva Carteya, Luque, Priego de Córdoba, Espejo, Montemayor, Montilla, Monturque y Huertas Bajas.

Es un lugar desde el que se contempla un espectacular escenario paisajístico, geológico y geográfico.

Muchos lo hacen agrupados en romerías y cofradías, aunque no faltan los que vienen a título personal o en colectividades religiosas llegadas desde diversos lugares.

Aunque no podemos establecer una fecha concreta para hablar del inicio de las romerías, la tradición cuenta que la primera fue la que realizó el séquito del rey Fernando III, al que acompañó el pueblo de Cabra, para subir hasta el Picacho y venerar a la Virgen aparecida en la cueva.

Y será a partir de esos años cuando se conforme el calendario anual de romerías que se ha ido desarrollando durante el siglo XX y que en la actualidad sigue teniendo una convocatoria similar.

Entre todas las romerías del calendario cobran un gran relieve las organizadas por la Real Archicofradía de la Patrona: La Candelaria, Votos y Promesas, la Bajada de la Virgen a la ciudad y la subida al santuario.

Es la 2ª romería más importante que se celebra por detrás de la Bajá.

La Salve es una casa que se encuentra a medio camino entre Cabra y el picacho de la Sierra.

Realiza una parada en el ayuntamiento de la ciudad, cantándose la tradicional Salve y a su entrada es recibida en la parroquia con una colección de fuegos artificiales que dan por terminadas las ferias y fiestas.

de la Sierra consta documentalmente desde mediados del siglo XVI y será en los primeros años del XVII, apenas medio siglo después, cuando tengamos constancia de las primeras hermandades o cofradías filiales.

Y según dicen, es la única cueva que goza de tal privilegio religioso con carácter perpetuo.

Ya en el siglo XX y tras la importante labor desarrollada por Manuel Mora y Aguilar y la difusión que se llevó a cabo desde La Opinión, [1] como periódico de la Virgen de la Sierra al frente de su hijo Manuel Mora Mazorriaga, se crearon cofradías filiales que se mantienen en la actualidad y son: Málaga (cuya imagen se encuentra en la Iglesia de Santiago Apóstol), Sevilla, Madrid, Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) y Nueva Carteya (Córdoba).

La importancia de estas filiales se une a los distintos gremios, cofradías y entidades que organizan durante todo peregrinaciones al Santuario y mantienen viva la devoción a la Virgen de la Sierra.

Tampoco sobre las llamadas coplas, tenemos datos concretos, si bien su estilo se asemeja a los populares Gozos que tienen su origen en las cantigas de Alfonso X o en los compuestos por Gonzalo de Berceo.

Y también el sacerdote Pedro Pedrosa que en los primeros años del siglo XX impulsó la devoción a la Virgen y en 1904 escribió el libro Mes de mayo a la Virgen de la Sierra.

Las coplas fueron adaptadas en su día por el Maestro Rodríguez quien mantuvo ese posible origen musical que, como la Salve Popular, podría responder a las formas del Medioevo con notables dejes de ancianas modalidades eclesiásticas.

Pues clamamos con fervor, Reina del cielo y la tierra: Madre amada de la Sierra, no nos niegues tu favor.

Vuestra Imagen milagrosa cuando Cabra fue perdida, tantos siglos escondida en una cueva asombrosa se conservó aún más hermosa, que es el milagro mayor: Madre amada de la Sierra, no nos niegues tu favor.